9.8.08

Traición


Edgardo Pablo Bergna

En virtud del voto a favor de las corporaciones del agro se ha visto un intento de caracterizar la actitud del vicepresidente Cobos. Parece urgente ubicar la acción y enrolar al agente, hecho esto, subirlo al podio de los héroes o bajarlo al gélido infierno que el Dante reserva a los traidores. Con todo, hay quien a través de un artículo publicado en el diario Página12, no basa su absolución en los motivos y las causas que pusieron en acto al presidente del Senado, sino que por el contrario, lo que absuelve es la misma figura de la traición.

Se podría haber pensado para estar a favor de Cobos en obras de la talla de Encomio a Helena del sofista Gorgias o Tres versiones de Judas de nuestro J. L. Borges. Tanto uno como otro, hacen un ejercicio retórico que demuestra que a través del lenguaje se puede rescatar de la maledicencia a que fueron expuestos Helena y Judas.
Helena, acusada de provocar la guerra de Troya al huir con el enemigo; Judas, de “entregar” a Cristo por dinero. Ambos autores lejos de argumentar a favor de la traición, argumentan a favor de los que injustamente fueron tratados de traidores según las respectivas tradiciones. En el artículo a que hago referencia en el párrafo anterior el periodista se basó en el libro Elogio de la traición (1991) de los franceses Denis Jeambar, director ejecutivo del grupo mediático Express Expansión e Yves Roucaute una de las personalidades que apoyara la invasión a Irak desde Francia. Se podía haber tomado en cuenta, también, lo que su colega, Oscar R. Cardozo opinó sobre lo que llamó «un texto de valor menor»; se refería pues, a Elogio de la traición en un artículo para el diario Clarín, corría el año 2000 y sugerentemente tituló: En el mundo de las bajas calorías.

El periodista, autor del artículo, al tomar como marco de referencia Elogio de la traición elige lo que parece ser la tesis central: El político que no traiciona, muere; la democracia es el sistema de traición más eficaz que fue capaz de inventar el hombre. Si se acepta que la traición es condición necesaria para ejercer la política, es porque se cambia el concepto de traición o se trata de desacreditar —lo mas probable— la actividad política; a menos que —como en el caso de algunos que dicen querer mirar hacia delante, «cerrando las heridas del pasado»— sea su propio pasado o sus propias traiciones las que intentan ocultar.

Si tomamos, por caso, alguno de los sinónimos de la palabra «traición» no encontramos una sola que pueda tener una connotación positiva, si se recuerda que la traducción de la palabra latina que da origen a «traición» es «entrega» y si se suma el sentido que se le da en todos los ámbitos en que se la usa, hay que forzar mucho —como plantean los autores y acuerda el periodista— para sostener que: «En los antípodas del despotismo, la traición es, pues, una idea permanente que, a diferencia de la cobardía, evita las rupturas y las fracturas y permite garantizar la continuidad de las comunidades democráticas al flexibilizar en la práctica los principios preconizados en la teoría...» Insisto, hay que forzar mucho para que el concepto que encierra la palabra pase a tener un sentido que valorice la actividad política y que un traidor, nos salve del despotismo y la cobardía.

Por otra parte todos sabemos que cuando Borges utilizó el verbo «perpetrar» al referirse a la obra que el mismo llevó a cabo, lo hizo desde la mas profunda ironía subrayando la diferencia entre los verbos realizar y perpetrar; si no tomamos en cuenta los diferentes matices en el uso del lenguaje que en este caso son del orden valorativo podríamos escuchar por ahí que el traidor San Martín, perpetró el cruce de los Andes. No todo da igual, y si bien la lengua es dinámica son las culturas las que operan su movilidad y no los individuos.

Como era de esperar, se hace mención a Maquiavelo y se incluye una cita de la obra El Príncipe, cita tomada del capitulo donde se pregunta si el príncipe debe o no mantener su palabra, que sin perjuicio del merito que supone para el príncipe cumplir con lo prometido, el florentino, no duda en advertir que, los príncipes que han hecho grandes cosas, no se han esforzado en cumplirlas. Nicolas Maquiavelo, quien separó la política de la moral, quien fuera el inspirador de lo que se llamo «política real» no habla de traición sino de no cumplir las promesas; él mismo en otro capitulo concluye: “sin tener armas propias ningún principado está seguro, mas bien está todo atado a la fortuna, al no tener virtud que en la adversidad con lealtad lo defienda”, Tampoco Maquiavelo es capaz de quitar la carga peyorativa del término traición.

No cumplir las promesas esta muy lejos de la traición, podrá también valorarse negativamente pero hay circunstancias que la justifican «Nadie debe lo que no puede» dice Miguel de Unamuno. Sabemos que hay circunstancias donde los actos se ven compelidos por la «situación» y el horizonte ético, moral o político donde se despliega la acción. El vicepresidente no tenía ante si el mero enfrentamiento entre su propio gobierno y los propietarios de los medios de producción agropecuaria, tenia ante si, dos proposiciones; la de un poder que se negaba aceptar el incremento en la tasa de exportación y la de un gobierno, que representa al Estado, que proponía la redistribución de esa renta en bienes sociales. Cobos, emitió su voto, no lo hizo racionalmente, ya las dos propuestas desbordaban racionalidad: lo que busco —dijo— fue «…la concertación, el diálogo, el consenso y el respeto», cada sustantivo que utilizo pedía a gritos que precisara: respeto a qué o a quiénes; diálogo-consenso-concertación entre quiénes… «En lo político, me dicen que está en juego la institucionalidad, pero mi corazón dice otra cosa…» y votó por esa «otra cosa» que le dijo el corazón. Su imagen se asocia, ahora, a la grandeza de quienes obran según los dictados de Su conciencia, de Su corazón, y hacía mucho que en la exposición rural no se aplaudía a alguien «del ejecutivo» Su voto favoreció a los empresarios agropecuarios.

No fue la intención de este escrito calificar la actitud del vicepresidente sino la de reponer el nombre «traición» a su concepto. Con todo, la grandeza de las personas está determinada por el grado de justicia buscada al dirigir su acción, no por «el órgano del cuerpo» que usen. Nunca es considerado traidor aquel que estando en una situación privilegiada opta por apoyar al grupo mas vulnerable y se enfrenta al poder al que pertenece. A nadie se le ocurriría llamar traidor a Oskar Schindler o a San Martín y nadie se pregunta si lo que hicieron, lo hicieron según el dictado de su corazón o su conciencia; sino que mas bien, parece, actuaron de forma responsable comprometiéndose con los mas vulnerables. Como se dice arriba solo se trataba de votar por una de las dos proposiciones: la de un poder que se negaba aceptar el incremento en la tasa de exportación y la de un gobierno, que representa al Estado, que proponía la redistribución de esa renta en bienes sociales. Nos queda la pregunta ¿cuál de las dos proposiciones planteaba la atención del sector mas vulnerable?

No hay comentarios.: