22.3.09

A treinta y tres años del golpe



Edgardo Pablo Bergna
Maximiliano Basilio Cladakis

La semana pasada, el miércoles 18 de marzo (6 días antes del 24) se llamó a una marcha contra la «inseguridad», convocada, por entonces, por las reflexivas palabras de algunas personas del ambiente, sobre todo «ambiente televisivo», mediáticas figuras del entretenimiento que valoradas en si mismas no tienen otro valor que un mazo de cartas, en tanto que a entretenimiento uno se refiere.

Esa plaza no se llenó como ellos esperaban. Pero si algo tiene que ver ésa con la que espera abierta el 24 de marzo, es que la plaza, la de “las locas” que circulaban los jueves, también va tener como consigna la «seguridad». Sin embargo, una y otra difieren en su mirada con relación a lo que es «seguridad».

«Seguridad», para los participantes de la marcha de la semana pasada, significa la seguridad, sobre todo, de la propiedad en tanto que lo que se quiere resguardar son los bienes privados y las consecuencias que acarrea el hecho delictivo de su sustracción. Se trata de la seguridad de los que poseen dichos bienes y para quienes el Estado no debe ser otra cosa que el «Estado gendarme» de Ayn Rand. El Estado bajo esta concepción tiene como única función la defensa de la propiedad y garantizar la libertad de mercado hasta las últimas consecuencias. «Seguridad» para los participantes de la marcha del 24, significa en cambio un Estado que no reprima, que se ocupe de la salud, de la educación, de poner límites al mercado. En síntesis, un Estado activo opuesto, si se quiere, al del laissez faire propuesto por los medios, por los «famosos» y por la oposición que llamaron a movilizarse el último miércoles.

Claro que el 24 de marzo la plaza va a contar con la presencia de Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini, las cuales poseen sus diferencias, pero seguro no estarán presentes aquellas personalidades que convocaron la marcha por la seguridad. Cantará Leon Gieco, no se escuchará la voz de Cacho Castaña. Podrían estar Pepe Soriano y Jorge Marrale, estuvieron en la otra plaza Nito Artaza y facha Martel.

Lejos, nuestra intención está en asociar la calidad, en cuanto al trabajo que desempeñan los nombrados, con la «plaza» que eligen, pero pareciera que algunos necesitan complementar el reconocimiento que el pueblo brinda a sus «artistas» con «espasmos jugados», dichos o acciones que los colocan por algún tiempo en el akmé del rating, jugando para quien sea, no importa. Tiene más prensa decir «El que mata tiene que morir» que pasarse una tarde atendiendo teléfonos para que alguien gane un millón de pesos.

Según se adelantó, el 24 van a confluir dos marchas, una en sintonía con el gobierno, la otra crítica; y bienvenida sea esta, en tanto qu, su crítica «el 95 por ciento de los genocidas está libre», hace que, a pesar de las diferencias y contradicciones nos encontremos como víctimas de la misma especie. Víctimas de la dictadura de los ´70 y de lo que propició la dictadura para las democracias de los ´90. Épocas de oro, ambas, para los que asistieron a la desnutrida marcha por la «otra» inseguridad, la del miércoles 18 de marzo.

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